martes, 26 de mayo de 2015

LA FIGURA HUMANA

Todos los pintores, tarde o temprano, tienen que enfrentarse algún día a la figura humana. Yo lo hice al principio, cuando estaba estudiando en la Academia del pintor Juan Solano, en Cieza (Murcia).
Comencé dibujando con carboncillo figuras sueltas de escayola, un ojo, una boca, la nariz, una oreja y finalmente la cara entera del Séneca.
Luego seguí dibujando una mano, un pie, y al final no tuve más remedio que dibujar la Venus de Milo a tamaño natural. Y el discóbolo de Mirón, por supuesto.
Todo este proceso era el que había que seguir para aprender a dibujar el cuerpo humano.

Más tarde, por mi cuenta, seguí aprendiendo a dibujar la figura humana, y con libros de arte, aprendía a dibujar su esqueleto y sus músculos, hasta ser capaz de entender que hay debajo de un ser humano.


Esta manera de aprender a pintar el cuerpo humano, me permite mirarlo desde muchos puntos de vista, y elegir desde cual quiero pintarlo. Porque no solo la realidad fotográfica puede aportar exactitud a un buen retrato, también puede hacerse desde la ensoñación, la memoria o el sentimiento.





Mi madre, tempera y lápiz sobre papel.

No hay comentarios: