martes, 30 de agosto de 2016

LA FOTOGRAFÍA Y LA PINTURA

óleo sobre tabla, 10x30 cm.

El invento de la fotografía supuso un antes y un después en la historia de la pintura, incluso hubo quien intentó utilizar este nuevo invento, como si fuera una prolongación de la pintura, acuñándose el término “pictorialismo” para las fotografías de aquellos primeros artistas que intentaban “pintar” con la cámara. Con el tiempo, la fotografía creció y se convirtió en una entidad artística independiente, con sus propias reglas.
Los pintores de hoy utilizan muy a menudo la fotografía para crear sus cuadros, unos copiando literalmente dicha fotografía “hiperrealismo” y otros utilizándola como ayuda para resolver muchos problemas de dibujo y de perspectiva.
También quedan pintores que niegan cualquier uso de la fotografía para pintar sus cuadros, son “puristas” que mantienen la tradición de pintar del natural como expresión máxima de la pintura.
Ni una cosa ni la otra, yo uso la fotografía como ayuda para pintar mis cuadros, unas veces por falta de tiempo para pintar in situ, y otras por comodidad de pintar en mi estudio. Lo que si prefiero es hacer yo mismo las fotografías, sobre todo para controlar la composición, que me parece algo muy importante en un cuadro, por eso, aunque utilice la fotografía como base para pintar un cuadro, si que la modifico hasta conseguir lo que quiero pintar.   



acuarela sobre papel, 14x38 cm.

lunes, 15 de agosto de 2016

LA MAR DE AZULES


óleo sobre lienzo, 40x50 cm.


La taberna tiene las paredes encaladas y encima del mostrador de madera, un charco de agua, o de vino, que al caso da igual, que refleja las vigas del techo, también encaladas. Miro la gente que habla en voz baja de sus cosas, sentados en las mesas. Por la ventana puedo ver el mar azul brillante. Me siento en la mesa que hay cerca de la ventana por donde entra ese mar azul que quiero pintar ahora. Los más curiosos miran de reojo las cosas que saco de la mochila, pinceles, papeles, una caja de acuarelas y un tarro de agua limpia. Después de un rato pintando, la gente ha dejado de mirarme y sigue con sus cosas. Tengo los ojos dañados del fuerte contraste de la iluminación exterior, así que decido salir fuera y seguir pintando sentado en un poyo de piedra encalada que hay junto a la puerta de la taberna. El mar azul marino está en calma, y solo alguna ola roza la orilla y se rompe en mil gotitas blancas. La tarde rezuma salitre, y poco a poco van saliendo esos tonos rosados tan agradecidos para un pintor. Guardo los trastos de la pintura y contemplo el horizonte a través del cristal del vaso de vino que acabo de vaciar. La imagen se retuerce como una maroma y el cielo y el agua parecen mezclarse en un caos impresionista. Al final doy por bien empleada las dos horas de esta tarde y me marcho diciendo: buenas tardes señores.




óleo sobre lienzo, 30x20 cm.

lunes, 1 de agosto de 2016

VERANO 2016




Vengo de pasar unos días con la familia en la Manga del Mar Menor (Murcia). Según soplen los vientos, el mar puede amanecer del color de la plata o dorado como una joya, tal como muestran estas fotografías que tomé al amanecer, sobre las 7 de la mañana.


El mar:


El mar. La mar.
El mar. ¡Sólo la mar!
¿Por qué me trajiste, padre,
a la ciudad?
¿Por qué me desenterraste
del mar?
En sueños la marejada
me tira del corazón;
se lo quisiera llevar.
Padre, ¿por qué me trajiste
acá? Gimiendo por ver el mar,
un marinerito en tierra
iza al aire este lamento:
¡Ay mi blusa marinera;
siempre me la inflaba el viento
al divisar la escollera!

(Rafael Alberti)