Hay muchas clases de luces, y
esto, un pintor o un fotógrafo lo saben perfectamente. En alguna parte leí, que
un famoso pintor del norte, bajó hasta el sur invitado por un amigo, también
pintor, con la intención de pintar aquellos maravillosos paisajes que su amigo
por carta le describía de vez en cuando. Este pintor estaba acostumbrado a
pintar bajo la matizada luz del norte, luz casi siempre filtrada por un velo de
nubes, así que cuando bajó hasta el sur, no pudo pintar ningún paisaje, porque
creía que con nuestra luz tan dura, era imposible ver los colores. Y tal vez no
le faltara razón, nuestra luz del sur es complicada, se come los colores. Pero
esto para un pintor no tiene porqué ser un problema, al contrario, si es
inteligente, puede convertirlo en una ventaja. Ahí tenemos a Sorolla por
ejemplo, o a Pedro Cano, dos pintores del sur que han sabido sacarle partido perfectamente,
a esta luz nuestra de cada día.
"La viña" óleo sobre tabla, 27x61 cm.