martes, 21 de enero de 2014

CLAUDE MONET

Claude Monet llevaba un rato mirando el rostro de su mujer muerta, cuando se dio cuenta que no era el rostro lo que estaba mirando, sino la luz y el color apagado que su piel reflejaba en aquel momento. Se dio cuenta de pronto, que había estado mirando toda su vida con los ojos de un pintor. Toda una vida mirando a su alrededor con los ojos de un pintor.
Este relato que he leído en alguno de los muchos libros que sobre el impresionismo y sobre Monet en particular he estudiado, me hizo reflexionar sobre la forma que un pintor tiene de asimilar la realidad que tiene delante.
Otra persona cualquiera hubiera apartado la mirada del rostro de su mujer muerta, para no sufrir más con su contemplación, o hubiera mirado ese rostro con los ojos del marido triste que no tiene consuelo en esos momentos, abstraído, sin pensar en nada más. Pero Monet, en aquel momento, estaba estudiando la calidad de la luz que reflejaba la piel de su mujer, el color de la muerte reflejado en sus labios sin vida. Estaba mirando un cuadro.

Tal vez, a una persona que no es artista, le cueste entender esta actitud, pero para un pintor que se enfrenta cada día ante el reto de sacar de la oscuridad un paisaje, un retrato o un bodegón, no hay descanso. Se es artista las 24 horas al día, y no hay más remedio.


acuarelas expuestas en el Museo del Vino de Bullas el año 2009
durante la exposición titulada "La viña de papel" 

No hay comentarios: