La pintura abstracta es como ver una galaxia, ves la galaxia, pero no entiendes nada. Nuestro cerebro está diseñado, para tomar decisiones según la información que le proporcionan nuestros cinco sentidos. Por eso entendemos la pintura figurativa, porque vemos cosas reconocibles dentro del cuadro. La pintura abstracta no aporta ninguna información al cerebro, solo colores y manchas, y con eso, nuestro cerebro no puede tomar decisiones. Y por eso le cuesta más entender la pintura abstracta.
En 1950 un grupo de pintores
españoles sintieron la necesidad de modernizar la pintura española, y una
fiebre abstracta se desarrolló en nuestro país, durante las dos o tres décadas
siguientes. En 1966, se creó el Museo de Arte Abstracto Español, en Cuenca, impulsado
por el gran pintor español-filipino, Fernando Zóbel. Desde entonces, la pintura
abstracta española, tiene ahí su santuario.
Sin embargo, durante esta etapa de
la pintura abstracta española, la pintura figurativa siguió creando sin parar, conviviendo
a la par con estos nuevos movimientos que iban surgiendo, porque si algo tiene
la pintura figurativa española, es que nunca ha sido borrada del panorama artístico,
por ningún movimiento pictórico, nuevo o antiguo.
Hoy, en el 2024, la pintura
figurativa española goza de muy buena salud, con pintores como Antonio López,
Miquel Barceló, Manolo Valdés, Eduardo Naranjo, Cristóbal Toral, Carmen Laffón,
Pedro Cano, etc.