jueves, 7 de mayo de 2015

LA ESENCIA DE LA PINTURA

Siempre existe un punto de inflexión en la carrera de un pintor, y es cuando deja de copiar y empieza a crear. Es un paso decisivo, porque es cuando tiene que demostrarse a sí mismo, o a los demás, que es un pintor de verdad y no un simple copista.
Copiar un cuadro es un atajo, una especie de trampa, donde el pintor no se esfuerza en componer, ni en sintetizar, ni en crear nada, porque ese trabajo ya está hecho en el cuadro que está copiando.

Un pintor de verdad tiene que enfrentarse a la naturaleza él solo, sin trampas, sin atajos, con sus conocimientos, y tiene que crear mentalmente el cuadro antes de que exista físicamente, y será él quien extraiga de la naturaleza los elementos que quiere incluir en el cuadro, y eliminando el resto. Es un trabajo de síntesis. Es cuando aparece la pintura en todo su valor. Nada de esto ocurre cuando se copia un cuadro.

Álamos del río Segura

Valle de Ricote

El Almorchón 

Huerta con la Atalaya al fondo

Huerta con limoneros 

Orilla del río Segura I

Orilla del río segura II

Arrozales de Calasparra (Murcia)

La arboleda perdida

El río Deva (Asturias)

(Todos estos cuadros son de mi colección personal, pintados entre 1994 y 1.999)

lunes, 20 de abril de 2015

LA CASA DE LAS DELICIAS


"La Casa de las Delicias I"
óleo sobre madera (detalle) 27x61 cm.


"La Casa de las Delicias II"
óleo sobre madera (detalle) 27x61 cm.

viernes, 3 de abril de 2015

LA SEGUNDA VIDA DE LA OBRA DE ARTE


Existe una teoría que habla de la segunda vida de la obra de arte, propuesta por el premio Nobel, Eugenio Montale. Esta teoría dice que para que exista arte, tiene que haber una interacción con el espectador. La primera vida de la obra de arte, es cuando el artista la está creando. La segunda vida es cuando esta obra llega hasta el espectador, y se produce la admiración o el rechazo.

Esta teoría podría explicar en parte, porque en el siglo XX consideramos como una obra de arte, la “cabeza de  toro” que Pablo Picasso creó con dos objetos, aparentemente sin valor plástico, como el sillín y el manillar de una bicicleta. Sin embargo ya no me parece una obra de arte, el caso del urinario vuelto del revés que Marcel Duchamp expuso en Nueva York con el nombre de “La fuente” simplemente por darle la vuelta a algo que él no había creado. 

Antes la obra de arte era considerada por el valor que poseía ella misma, quedando su autor en muchos casos en el anonimato. Ahora, se ha dado la vuelta a esta situación y es el autor el que se vende como protagonista, pasando la obra a un segundo plano. Incluso para colmo, en algunos casos, es el comisario de la exposición el que aparece como protagonista.
Yo creo que esto  es un tremendo error, porque en una exposición, la verdadera protagonista debe ser siempre la obra de arte.

Yo creo que es un fraude al espectador, que un artista o un comisario, gracias a su habilidad, haga pasar por buena, una mala obra.

lunes, 16 de marzo de 2015

SOL DE MEDIA TARDE

óelo sobre lienzo, 40x100 cm.

A veces me olvido de pintar las formas que tengo delante, y me empeño en ir un paso más allá, y quiero pintar las sensaciones y el estado de ánimo que tengo en ese momento concreto, cuando miro una pared soledad por la tarde, como es el caso de este cuadro.
Aquí no quería quedarme con la cáscara, sino meterme más adentro, para buscar la molla, la esencia, lo sustancial, lo que verdaderamente importa en un cuadro.

sábado, 14 de marzo de 2015

LOS REYES CATOLICOS



Hace un montón de años, una tarde muy calurosa, fuimos mi mujer y yo, a visitar Madrigal de las Altas Torres, donde dicen que nació la reina Isabel la católica. Nos dirigimos hacia el Convento de las Agustinas, para ver por dentro el silencio y el recogimiento, de un lugar consagrado al culto, no al turismo. Nos recibió con mucha atención, la única monja que se dedicaba a enseñar a la gente aquella austera casa de monjas. Entre las estancias que nos enseñó, había una con un retrato colgado en la pared, era, según nos contó ella misma, el único retrato de los reyes católicos, donde aparecían juntos. El único en el mundo. Allí, en un lugar desprotegido, sin nadie en aquel momento, ya que solo estábamos la monja, mi mujer y yo. La monja nos contó con mucha serenidad, que por allí no pasaba mucha gente, que solo muy de vez en cuando, podía ejercer de cicerone, y que desde luego no era un lugar espectacular ni grandioso, que suscitara la curiosidad de la gente.


Cuento esto, porque con motivo de la serie de televisión “Isabel” mucha gente ha empezado a peregrinar por lugares que aparecen en la serie. Y es que cada vez dependemos más de la “cultura televisiva” llegando incluso a pensar, que si algo no sale en televisión, es que no existe. Parece triste pero es así.