Siempre
existe un punto de inflexión en la carrera de un pintor, y es cuando deja de
copiar y empieza a crear. Es un paso decisivo, porque es cuando tiene que
demostrarse a sí mismo, o a los demás, que es un pintor de verdad y no un
simple copista.
Copiar
un cuadro es un atajo, una especie de trampa, donde el pintor no se esfuerza en
componer, ni en sintetizar, ni en crear nada, porque ese trabajo ya está hecho
en el cuadro que está copiando.
Un
pintor de verdad tiene que enfrentarse a la naturaleza él solo, sin trampas,
sin atajos, con sus conocimientos, y tiene que crear mentalmente el cuadro
antes de que exista físicamente, y será él quien extraiga de la naturaleza los
elementos que quiere incluir en el cuadro, y eliminando el resto. Es un trabajo de síntesis.
Es cuando aparece la pintura en todo su valor. Nada de esto ocurre cuando se
copia un cuadro.
Álamos del río Segura
Valle de Ricote
El Almorchón
Huerta con la Atalaya al fondo
Huerta con limoneros
Orilla del río Segura I
Orilla del río segura II
Arrozales de Calasparra (Murcia)
La arboleda perdida
El río Deva (Asturias)
(Todos estos cuadros son de mi colección personal, pintados entre 1994 y 1.999)
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