Rebotaba en la noche el sonido de la cancilla y la vuelta de llave que protegía el sueño tranquilo de aquellos que dormían a su abrigo. Todo quedaba tranquilo y misterioso, pero a ella le gustaba la luz del sol, aunque a veces la maltratase si era ardiente. Adoraba que entrase y saliese la vida a través de ella, durante el día, que se posasen las manos sobre ella...esa satisfacción al ver el alivio del que dejaba atrás el sol abrasador, como si aquello fuera un oasis y ella lo estuviera cuidando. Y no, no le importaba acabar ajada, ni perder un poco el tono de su piel, sólo pedía no estar sellada en las horas de sol, que todos supieran que eran bienvenidos...
3 comentarios:
Rebotaba en la noche el sonido de la cancilla y la vuelta de llave que protegía el sueño tranquilo de aquellos que dormían a su abrigo.
Todo quedaba tranquilo y misterioso, pero a ella le gustaba la luz del sol, aunque a veces la maltratase si era ardiente. Adoraba que entrase y saliese la vida a través de ella, durante el día, que se posasen las manos sobre ella...esa satisfacción al ver el alivio del que dejaba atrás el sol abrasador, como si aquello fuera un oasis y ella lo estuviera cuidando. Y no, no le importaba acabar ajada, ni perder un poco el tono de su piel, sólo pedía no estar sellada en las horas de sol, que todos supieran que eran bienvenidos...
Gracias Penélope.
Bueno...tú pintaste lo que viste...yo escribí lo que me hizo ver tu pintura.
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