El
otro día mi nieto de siete años visitó el Museo del Prado, y salió de allí con
miedo. Al parecer mi hija le enseñó, entre otros cuadros “El Jardín de las
Delicias” del Bosco. Esto me dejó
pensando en algo muy importante: en la manipulación cultural que “sufrimos” los
adultos.
Yo,
como abuelo, tengo el privilegio de ver la evolución cultural de mi nieto,
según va recibiendo su educación oficial en la escuela, y estoy seguro que las
matemáticas, las ciencias, la química, la literatura, el dibujo etc. se
estudian casi de la misma manera en todas partes. Pero la política y la
religión no, y son dos poderosísimas herramientas de manipulación, que cambian
radicalmente según el país donde se enseñan.
Volviendo
al Museo del Prado, pienso ahora en todos los cuadros de mártires que cuelgan
de sus paredes, en los crucificados, en los desollados vivos, y en los cuadros
de Goya… y qué pensaría mi nieto ante esos cuadros.
Nosotros
los adultos vemos normal esas representaciones cruentas, porque las
consideramos obras de arte, las miramos bajo el filtro de la cultura, pero mi
nieto solo ve en ellas, crueldades humanas, sin filtro cultural alguno. ¿Qué nos
ha pasado? ¿En qué momento nos hemos convertido en adultos? ¿Cuándo nos han robado
la inocencia? ¿Quién lo ha hecho?
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