Imagínate
que al entrar en la Fundación te recibe el Gran Kan, el rey de los mongoles. Imagina que
tras una pausada conversación con un té caliente en las manos, El Gran Kan te
habla de cincuenta y cinco ciudades invisibles, todas ellas con nombre de
mujer, y que pertenecen a su vasto imperio.
Imagínate
que paseando lentamente por la Fundación te encuentras a Marco Polo, y te habla
de las gentes, que sin haber perdido totalmente su identidad, intentan empezar
mientras huyen, una nueva vida en tierras extranjeras.
Imagínate
que luego te habla de los cuadernos que ha pintado en sus viajes por Grecia,
Patmos, Palmira, Marraquech, Egipto, Villa Adriana o Nueva York… Imagínate todo
eso.
Es
como un jardín, un jardín de papel, con flores de papel, granadas de papel,
lirios, rosas, bulbos…
Imagínate
las puertas de Roma, o las puertas humildes de las casas humildes de los
pueblos humildes…
Pues
todo eso existe, y está en Blanca, ese pueblo murciano hermanado con Anguillara,
otro pueblo, esta vez italiano. Es la Fundación Pedro Cano, y puedes ver mucha
información en Internet, pero lo mejor es que vengas a verla, porque hay sensaciones
que por muy bien explicadas que sean, es mejor sentirlas.
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