"Bronce de Riacce" acuarela sobre papel, 28x19 cm. autor José Ato
El
otro día escribí en google “escultura clásica” y salieron un montón de
bellezones de esos que todos hemos visto en los libros de Arte de la escuela. Luego escribí
“escultura moderna” y casi lloré al ver la cantidad de mamarrachos que salieron
en la pantalla.
A
lo mejor exagero un poco, puede ser, pero creo que hemos avanzado poco en ese
camino de encontrar la belleza, a lo mejor nos hemos torcido en algún recodo, y
hemos perdido el norte. Supongo que en la escultura, este avance hacia la modernidad,
se vea peor que en la pintura, donde parece que aceptamos ya de buen grado los
rostros descoyuntados de Picasso.
Como
soy pintor, mejor hablo de pintura y de la belleza en la pintura, porque aunque
parezca mentira, existe belleza en la pintura de nuestra rabiosa actualidad,
solo que hay que saber dónde buscarla. Antiguamente un pintor podía pasarse toda
la vida pintando en su taller, sin conocer nada del trabajo de otros pintores, y
por tanto sin recibir ninguna influencia del exterior. Hoy día esto es
imposible gracias a internet o la televisión, a no ser que te aísles voluntariamente
del exterior.
Digo
esto porque una vez oí decir a don Antonio López algo así como “ahora se pinta
con una crudeza extraordinaria, parece que los pintores buscan lo escatológico,
lo feo” supongo que esto será una consecuencia de los tiempos que vivimos. Aun así,
quiero seguir pensando que existe la belleza en la pintura, como por ejemplo el trabajo de Pedro Cano.