martes, 30 de diciembre de 2014
lunes, 29 de diciembre de 2014
martes, 16 de diciembre de 2014
domingo, 30 de noviembre de 2014
EL ESCAPARATE MÁS GRANDE DEL MUNDO
Nunca
antes, los artistas, los pintores, lo hemos tenido tan fácil, para mostrar
nuestro trabajo al resto del mundo, gracias a internet, que se ha convertido en
el escaparate más grande del mundo.
Internet
ha cambiado muchas cosas de nuestra sociedad, y ahora por ejemplo, todos
podemos ver en nuestra pantalla del ordenador, miles y miles de imágenes cada día
sin salir de casa, y visitar los mejores Museos del Mundo sin salir de casa, y
saber en tiempo real, que trabajo está realizando el pintor que más nos
interesa, por muy lejos que esté trabajando ahora mismo.
Gracias
a internet, ahora podemos saber qué piensa de nuestro trabajo, cualquier
espectador que lo está viendo en la otra parte del mundo, y comunicarnos con él,
sin conocerlo de nada, y sin saber hablar su idioma.
Pero
toda esta cantidad inmensa de pintura no es fácil digerirla, tener acceso a
toda la pintura que el hombre ha creado desde las cuevas hasta hoy mismo, no
nos hace más cultos, ni mejor informados, al contrario, nos confunde y nos
resulta muy inquietante estar en medio de tanta información y no saber qué
hacer con ella. Esto es un rasgo muy particular de nuestra sociedad del siglo
XXI, nunca antes hemos tenido a nuestro alcance tanta información sobre arte,
sobre pintura y sobre pintores, y sin embargo aún desconocemos tantas cosas.
Yo
pienso que una gran mayoría de la pintura que se hace hoy, es patética, sin
ninguna hondura, superficial, intrascendente y muda, fruto de la prisa.
Afortunadamente
aún existen pintores ajenos a todo esto, y como si fueran una isla en mitad del
océano, siguen creando con la misma emoción del primer día que cogieron unos
pinceles, y son precisamente estos pintores los que me interesan, y los que
mantienen vivo mi deseo de pintar cada día mejor.
"macetas"
óleo sobre lienzo
40x50 cm.
lunes, 24 de noviembre de 2014
GENERALIFE
Fue
un otoño cualquiera, yo venía de pasar unos días en el norte, y al bajar para el
sur, me pasé por Granada. Que siempre merece un ratico. La lluvia se había
comido la mole blanca de Sierra Nevada, pero su presencia velada tras la bruma
era todavía muy consistente. Subí hasta la al-Hambra andando, bajo la lluvia, respirando
los aromas húmedos de los árboles que rodean la Sabica. Es así cuando la
al-Hambra se pone más íntima, bajo la lluvia, como si fuera una mujer recién duchada.
El viento apenas rozaba las hojas de los árboles, que bailaban con las gotas
del agua. Entré con devoción en el Generalife, también bajo la lluvia, y supe con
certeza que había que pintar aquellos verdes y aquellos olores para no
olvidarlos nunca.
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