Hace un montón de años, una
tarde muy calurosa, fuimos mi mujer y yo, a visitar Madrigal de las Altas
Torres, donde dicen que nació la reina Isabel la católica. Nos dirigimos hacia
el Convento de las Agustinas, para ver por dentro el silencio y el recogimiento,
de un lugar consagrado al culto, no al turismo. Nos recibió con mucha atención,
la única monja que se dedicaba a enseñar a la gente aquella austera casa de
monjas. Entre las estancias que nos enseñó, había una con un retrato colgado en
la pared, era, según nos contó ella misma, el único retrato de los reyes católicos,
donde aparecían juntos. El único en el mundo. Allí, en un lugar desprotegido, sin
nadie en aquel momento, ya que solo estábamos la monja, mi mujer y yo. La monja
nos contó con mucha serenidad, que por allí no pasaba mucha gente, que solo muy
de vez en cuando, podía ejercer de cicerone, y que desde luego no era un lugar
espectacular ni grandioso, que suscitara la curiosidad de la gente.
Cuento esto, porque con motivo de la serie de televisión “Isabel” mucha gente ha empezado a
peregrinar por lugares que aparecen en la serie. Y es que cada vez dependemos más
de la “cultura televisiva” llegando incluso a pensar, que si algo no sale en
televisión, es que no existe. Parece triste pero es así.